lunes, 20 de julio de 2015

Genitales masculinos



Los órganos genitales masculinos son un conjunto de órganos  cuyo funcionamiento está relacionado con la reproducción sexual, con la sexualidad, con la síntesis de las hormonas sexuales  y con la micción.


Está formado por el pene, los testículos, el escroto, la próstata y las vesículas seminales.

El pene



El pene está formado por dos cuerpos cavernosos, que forman el dorso y los lados, y el cuerpo esponjoso, que contiene la uretra. El cuerpo esponjoso se ensancha en el extremo distal para formar el glande y unos 2 mm por debajo de su punta se encuentran el orificio uretral.

El prepucio 



El prepucio cubre normalmente el glande, salvo cuando el paciente ha sido circuncidado. Entre ambos se produce un material sebáceo, de aspecto blanquecino y maloliente, llamado esmegma.


El escroto 



El escroto está dividido en la mitad por un tabique que conforma dos bolsas que contienen los testículos con sus correspondientes epidídimos. Por encima de los testículos se identifican los cordones espermáticos que están formados por los conductos deferentes, los vasos sanguíneos arteriales y venosos  y fibras del músculo cremasteriano.

Los testículos



Los testículos son glándulas ovoideas que miden unos 4 cm de eje mayor. En su parte superior y posterolateral, por lo menos en el 90% de los hombres, se ubica el epidídimo que cumple una función de depósito y sitio de tránsito y maduración de los espermatozoides. El conducto deferente nace en la cola del epidídimo, asciende por el cordón espermático, atraviesa el conducto inguinal y se une con las vesículas seminales para formar el conducto eyaculador que llega a la uretra a nivel de la próstata. El semen está formado por los espermatozoides más las secreciones de los conductos deferentes, las vesículas seminales y la próstata.

La próstata



La próstata  es una glándula como una castaña que rodea la uretra y el cuello de la vejiga y está formada por dos lóbulos laterales y un lóbulo medio. Mediante el tacto rectal es posible palpar los dos lóbulos laterales separados por un surco en la mitad.


Examen de los genitales masculinos


 El examen de los genitales masculinos se lleva a cabo al mismo tiempo que el de las regiones inguinales y crural. Hay que explorar al paciente con buena luz y si es posible tanto de pie como acostado.

Técnica de examen

Inspección



El examen de los genitales de un hombre puede ser una situación embarazosa y por lo mismo, conviene efectuarlo con delicadeza. Esta es un área muy sensible para los hombres y se debe evitar comentarios o expresiones que produzcan incomodidad.

El examinador observara:

  Vello pubiano
   Pene  
  Glande  
  Meato uretral  
  Escroto
  Los testículos
  Desarrollo de los genitales
  Presencia y forma de cualquier masa visible  

El vello genital o pubiano tiende a ser abundante y en el hombre se continúa hacia el ombligo. Se pueden encontrar piojos (Phthirius pubis) o liendres (huevos de piojos) en personas poco aseadas.En los pacientes no circuncidados es necesario retraer el prepucio para examinar el glande y el meato uretral.

Palpación  del escroto

El examinador debe palpar escroto y testículo, levantándolos con una mano mientas palpa con la otra. Debe de observarse la presencia de ambos testículos, la forma características del epidídimo y la consistencia del cordón espermático.

Algunas lesiones del escroto


Entre las alteraciones que se pueden encontrar en el pene, destacan las siguientes:

Hidrocele



Es un aumento de volumen debido a la acumulación de líquido en la túnica vaginal que es una membrana que rodea al testículo y que normalmente deja una cavidad virtual. Si se apoya una linterna sobre la piel del escroto, en la zona del aumento de volumen, se observa un fenómeno de transluminación que consiste en que la luz difunde en un área extensa correspondiente al líquido acumulado.

Espermatocele



Se trata de una hinchazón indolora bien localizada situada en la parte posterior del testículo a lo largo del epidídimo. Por trasluminación no es tan clara como un hidrocele o un quite epidermoide.

Quiste  de la hidratide de morgagni



Es un nódulo quístico traslucido en la cara antero superior del testículo es un quiste de la hidátide; se reconoce por su localización netamente anterior.

Epididimitis (tuberculosa)


El epidídimo esta aumentado de volumen, no suele doler y tiene consistencia firme de caucho.  Existen epididimitis de evolución crónica que se relacionan con infecciones como la tuberculosis.

Varicocele


Corresponde a dilataciones varicosas de las venas del plexo pampiniforme del cordón espermático. Se observa más frecuente en el lado izquierdo, estando el paciente de pie. Puede asociarse a una disminución de la fertilidad.

Tumor testicular


El cuerpo del testículo esta aumentado de volumen y puede ser irregular. El tumor puede tener cualquier volumen, afectar a todo el cuerpo o simplemente constituir un nódulo que haga prominencia en la superficie testicular.

Cáncer testicular



Se manifiesta como un aumento de volumen, que puede ser muy localizado (como una lenteja) o formar una masa, habitualmente indolora, que aparece con mayor frecuencia en adultos jóvenes, entre los 15 y los 30 años.

Orquitis

 Es una inflamación aguda de un testículo que se puede observar en enfermedades infecciosas virales, como las paperas, cuando se presenta en adolescentes o adultos. En un comienzo la glándula se ve aumentada de volumen y está muy sensible; con el tiempo, una vez que se resuelve la inflamación, puede evolucionar hacia la atrofia.

Torsión testicular


 Es una urgencia quirúrgica en la que el testículo gira sobre su eje y puede llegar a comprometer la circulación de la glándula. El testículo se ve retraído y la palpación es extremadamente dolorosa.

Hidátide torcida



Es otra condición que se acompaña de dolor. Se palpa un pequeño nódulo sensible hacia el polo superior. Es más frecuente de encontrar en niños en edad puberal.

Criptorquidia



Es una condición en la que un testículo no logró descender a la bolsa escrotal y quedó en el canal inguinal o dentro del abdomen. Estos testículos se atrofian y con el tiempo tienen mayor tendencia a desarrollar un cáncer.

Algunas lesiones del aparato muscular masculino

               
Fimosis


Consiste en la dificultad para descubrir el glande debido a un prepucio estrecho.


Parafimosis


 Es la dificultad de deslizar el prepucio nuevamente hacia adelante después que se ha descubierto el glande, debido a que es estrecho; lo comprime y lo puede edematizar.


Balanitis



Es una inflamación del glande que ocurre sólo en hombres no circuncidados, frecuentemente con fimosis o diabéticos. Se debe a infecciones bacterianas o por hongos (Candida).


Balanopostitis



 Es una inflamación del glande y del prepucio.


Hipospadias


Es una condición con que nace la persona donde el meato uretral desemboca más abajo de lo normal, en una posición ventral.


Ulceras


 Entre las úlceras que afectan el glande y el prepucio destaca el chancro sifilítico que es una úlcera ovalada o redonda, de bordes indurados, fondo liso, y aparece dos semanas después de una exposición a la enfermedad.


Herpes genital


 son vesículas superficiales rodeadas de un halo eritematoso, muy dolorosas, que se deben a una infección por el virus herpes simple tipo 2.


Condiloma acuminado o papilomas genitales


 son lesiones como verrugas que se deben a infecciones virales.


Molluscum contagiosum


Son lesiones como pequeñas pápulas algo umbilicadas en el centro, son de transmisión sexual y se deben a infecciones por virus.


Enfermedad de Peyronie



 consiste en el desarrollo de bandas fibrosas en el dorso del pene, por debajo de la piel, que lo pueden deformar y provocar erecciones dolorosas.


Uretritis



 se puede encontrar una secreción que sale por el meato uretral, la cual debe estudiarse mediante tinciones de extendidos y cultivos de distinto tipo, según las causas probables (ej.: infección por gonococo).

Hernia

Es la salida a través de un punto o una hendidura débil en el revestimiento de una cavidad corporal.

HERNIAS ABDOMINALES



 Se producen cuando una porción de un órgano interno (normalmente el intestino) forma una protuberancia (bulto) a través de un segmento debilitado de la pared muscular del abdomen. 


HERNIAS REDUCTIBLES



 Es la que puede reintroducirse en su cavidad natural por manipulación externa.

Hernia irreducible


 es aquella en la cual el contenido no puede desvolverse al abdomen.

HERNIA ESTRANGULADA


 se debe a la oclucion intestinal y a la posterior necrosis.es la mas frecuente y grave complicaciones de las hernias.


Partes de una hernia y naturaleza del contenido

Todas las hernias constan de tres partes: el saco el contenido y su cubierta. Estas partes varían según la localidad de la hernia. En muchos casos la hernia no contienen vísceras abdominales, pero casi siempre contiene epiplón.

El contenido puede determinarse, por examen físico. El epiplón da impresión plástica y ligeramente nodular. Debe sospecharse el intestino cuando el saco es liso y tenso como un hidrocele pero no se deja atravesar por luz. En ocasiones el examinador puede percibir gas que se desplaza en el interior del asa o describir peristaltismo por auscultación.

Hernias inguinales

Hernia inguinal indirecta



Se producen cuando el contenido abdominal protruye a través del anillo inguinal interno o profundo. Bajan a lo largo del cordón espermático y, con el tiempo, suelen llegar al escroto. 

Son las hernias inguinales más frecuentes, con un posible, factor genético y muy comunes en los niños.

PRESENTA:
MASA ALARGADA / ELIPTICA.
ATRAVIESA EL ANILLO INGUINAL. 
SIGUE AL CORDON EN DISTANCIA VARIABLE.
SUELE SER REDUCIBLE.
PROTRUCCION AL ESFUERZO.
PROTRUYE POR EL ANILLO INGUINAL PROFUNDO
MAS FRECUENTE EN PACIENTES JÓVENES Y ES CONGENITA 

HERNIA INGUINAL DIRECTA



Las hernias directas se presentan como una tumefacción ovalada, son reducibles y rara vez ingresan al escroto. Por lo general, no recorren por el conducto inguinal.


PRESENTA:
MASA REDONDEADA CERCA DEL PUBIS.
PROTRUYE POR EL TRIANGULO DE HESSERBACH.
ES REDUCIBLE.
RARO QUE DESCIENDA AL ESCROTO.
MAS FRECUENTE EN ANCIANOS.

Reducibilidad de una hernia

La reducibilidad de una hernia debe comprobarse siempre en el paciente en decúbito, ya que estando el paciente de pie los esfuerzos manuales efectuados para reducir el saco y su contenido pueden causar encarcelación o estrangulación. En muchos casos la hernia reduce inmediatamente cuando el paciente se acuesta y  la musculatura de la pared abdominal se relaja. De lo contrario puede lograr la reducción con presión cuidadosa efectuada sobre el saco de la hernia.

Región crural


Palpación

La región crural no puede palparse tan detalladamente como la inguinal. El anillo externo del conducto crural no puede percibirse por palpación. Cabe localizarlo en relación con la arteria femoral y el ligamento inguinal.

En esta región hay que distinguir los procesos que se destacan a continuación :

Hernia crural:

Es una hinchazón reducible situada directamente por encima del anillo crural, que transmite el impulso de la tos, es indudablemente una hernia crural.

Hernia crural irreducible

Una hernia crural que se ha vuelto encarcelada puede similar una hernia inguinal, un absceso del psoas o una adenitis crural. Las hernias crurales  voluminosas muchas veces hacen presión hacia arriba y recubren el ligamento inguinal.

Hernia crural estrangulada

La estrangulación puede producirse en una hernia crural sin signos locales de dolor, hersensiblidad o inflamación. El diagnostico depende de síntomas generales como pulso, leucocitos o fiebre.

Varices safenas


Cuando la vena safena nace a medio centímetro aproximadamente por debajo del anillo crural, una varice safena se percibirá trasmitirá un thrill característico y curioso más que un impulso.

Absceso del psoas

La masa desciende en el musculo mas allá de la región del anillo safeno. Es blanda y fluctuante y generalmente se percibe hasta por encima del ligamento inguinal.

Adenitis crural

Esta lesión suele percibirse por la presencia de inflamación poco intensas y de varios nódulos irregulares o reunidos en lugar de una sola masa única.

Próstata

La próstata se evalúa mediante el tacto rectal..
La próstata normal se debe palpar como una glándula de superficie lisa y consistencia elástica que protruye discretamente hacia el lumen rectal. Debe ser posible identificar los dos lóbulos laterales. Las vesículas seminales frecuentemente no son palpables por estar en la parte de más arriba.

Con la edad, la glándula tiende a crecer y también aumenta la protrusión hacia el lumen del recto; el surco en la línea media se vuelve más difícil de identificar. Si se palpan nódulos duros e irregulares se debe pensar en la presencia de un cáncer.
Los programas de detección precoz de cáncer prostático recomiendan efectuar un examen anual en forma rutinaria pasados los 50 años, o antes, si existen antecedentes de cáncer en familiares cercanos. Los métodos más usados para evaluar la glándula son el tacto rectal y la determinación del antígeno prostático específico.
La próstata puede presentar inflamaciones agudas de tipo séptico (prostatitis aguda) y, eventualmente, desarrollar una colección purulenta (absceso prostático). En esos casos, la glándula está aumentada de tamaño y es muy sensible a la palpación.

domingo, 19 de julio de 2015

Examen físico del abdomen


Abdomen


Antes de iniciar a hablar sobre el examen del abdomen es importante conocer su anatomía y las estructuras que este contiene, ya que en el existen órganos sumamente importantes, además estas estructuras están cubiertas pro músculos que le servirán de protección  como podemos notar en las imágenes siguientes:




Examen del abdomen



 El objetivo principal de este examen es comprobar que no hay u tumor abdominal y que las vísceras no están aumentadas de volumen o en posición anormal.

  Lo fundamental para el examen es lograr que el paciente este relajado y sin molestias. Cabeza y rodillas deben estar apoyadas en ligera flexión; las manos deben hallarse a los lados. Para lograr una perfecta  relajación  tiene importancia proteger adecuadamente  las partes desnudas, especialmente en la mujer.

Inspección



Obsérvese el contorno general del abdomen, la presencia o ausencia de venas distendidas y movimientos respiratorios si utiliza los músculos respiratorios adecuadamente,  además debe observarse si es abdomen es simétrico, globoso, plano o excavado.



Se puede observar el signo de cabeza de medusa que son venas alrededor del ombligo lo que puede significar que hipertensión portal.



Además debe notarse la presencia de cicatrices de cirugías anteriores porque la principal causa de obstrucción intestinal es la adherencia y esta es consecuencia de cirugía anterior, si hay presencia de alguna cicatriz se debe de especificarse cuantas, localización y medida.

Auscultación


Se hace con el fin de escuchar los ruidos que normalmente se encuentran en el abdomen como la perístasis se debe de auscultar en cuatro cuadrantes pero donde la perístasis se escucha mejor es en el cuadrante superior izquierdo  y a nivel del Angulo de treitz, al no escuchar perístasis debe de describirse perístasis ausente pero si se escucha debe de especificar presencia, intensidad y frecuencia de la perístasis.


Palpación

Es lo fundamental del examen abdominal corriente. Ese esencial una buena relajación de los músculos y la cooperación del interesado. La palpación debe de hacerse unilateral, bilateral, superficial y profundo.

Se puede presentar resistencia a la palpación y esta puede ser superficial y profunda en presencia de peritonitis (inflamación del peritoneo) puede ser resistencia involuntaria y si hay dolor resistencia voluntaria. Por esta razón siempre debe de empezar a palpar en el cuadrante más lejano a la lesión.

El abdomen se divide en cuadrantes para su mejor estudio principalmente en seis cuadrantes que mostraremos a continuación, si la lesión es grande puede dividirse en cuatro cuadrantes y hasta en dos para mayor facilidad al describir localidad. 




Hígado


De ordinario el hígado no puede palparse, pero en personas delgadas puede percibirse a nivel del borde costal.

La palpación se efectúa como sigue: los dos dedos del examinador se colocan planos sobre la pared abdominal inmediatamente por debajo del reborde costal y se deprime con los dedos de la otra mano. Se indica al paciente que respire profundo y los dedos  que palpan se comprimen con cuidado  hacia adentro y arriba para que palpen el hígado cuando descienden por la respiración. La maniobra se repite varias veces; si no se percibe  el borde, el hígado probablemente no esté aumentado de volumen. La palpación  por fuera del  músculo recto permitirá identificar un borde de hígado que de otra manera quedaría enmascarado por el espasmo voluntario de dicho músculo.

Vesícula biliar


La vesícula biliar normal no puede palparse. Una vesícula biliar distendida puede percibirse inmediatamente a nivel del borde externo del músculo recto del abdomen.

Bazo


Normalmente el bazo no es palpable. Se busca colocando la mano izquierda en por detrás en el flanco, debajo del borde costal en la línea axilar media. Se indica al paciente que respire profundo y se insinúan con cuidado los dedos en el cuadrante superior izquierdo del abdomen. Esta maniobra debe repetirse dos o tres veces. Si no hay percepción, el bazo probablemente no está muy aumentado de volumen. Si hay razones para sospechar  una ligera hipertrofia esplénica, hay que repetir la palpación con el paciente vuelto sobre el lado derecho. Estando el paciente acostado se pone el brazo  y puño izquierdo debajo de el; entonces gira hacia delante y extiende el raquis facilitando la palpación del bazo.


La percusión puede ser útil. Normalmente la matidez esplénica se extiende en la línea axilar media desde la novena  a la undécima costillas; esta zona muchas veces esta enmascarada por el gas contenido en el estómago o intestino, de manera que la percusión no suele merecer confianza a menos que el bazo este netamente hipertrofiado. Una zona de matidez  que se extiende por encima de la novena costilla por debajo de la undécima costilla y en la línea axilar media izquierda es signo de hipertrofia esplénica.

Riñones

El riñón izquierdo se palpa con la mano derecha, mientras la mano izquierda comprime el flanco desde atrás, desplazándolo hacia arriba. La maniobra es similar a la de la palpación esplénica, pero la mano izquierda se coloca algo más hacia abajo y la mano derecha algo mas hacia la línea media. El polo inferior del riñón derecho muchas  veces es palpable como masa redondeada que con la respiración se desplaza hacia abajo.



Vejiga urinaria


Si la vejiga urinaria está llena se puede palpar inmediatamente por encima de la sínfisis pubiana como una masa sensible, lisa de forma ovoidea, la presión ejercida sobre la misma despertara ganas de orinar.

Colon

El colon ascendente, el ciego, el colon descendente y el sigmoides muchas veces pueden palparse, el ciego y el colon derecho se perciben en el  cuadrante inferior derecho como una masa redondeada, blanda, ligeramente sensible. En el curso de la palpación el paciente puede experimentar pequeños espasmos, quizás se perciba peristaltismo audible y masas palpables.

Valoración de hallazgos anormales

 El examinador ha de tener la seguridad de que lo que parece una masa abdominal no es una estructura normal. En este punto caben muchos errores. La vejiga distendida, el útero grávido, el borde resistente del músculo recto del abdomen, el promontorio del sacro y la aorta tortuosa y dilatada de una hipertenso, todas estas estructuras han sido consideradas erróneamente como tumores abdominales de etiología diversa. Quizá sea necesario el sondeo para excluir una vejiga distendida. Hay que pensar en el embarazo siempre que haya un tumor en la parte media del abdomen femenino, aunque los síntomas puedan ser extraordinariamente vagos. En pacientes delgados puede palparse el promontorio del sacro y considerarse erróneamente un tumor de la línea abdominal media, sobre todo por cuanto es sensible a la palpación. Una masa de localización imprecisa carece de significado a menos que haya motivos para sospechar lesión neoplásica de los ganglios aórticos.

  La contracción voluntaria del músculo recto, sobre todo en pacientes obesos, suele producir un tumor epigástrico manifiesto.

Hígado Aumentado De Volumen


 La inspección puede revelar el contorno de un hígado hipertrofiado que se extiende por abdomen superior derecho y epigastrio. Un hígado hipertrofiado es fácil de descubrir por palpación cuando el paciente está bien relajado y no hay distensión abdominal. El dato diagnóstico característico es el borde netamente palpable. Puede ser romo en caso de cirrosis, o irregular y nodular si la hipertrofia depende de carcinoma. 

En personas delgadas a veces el borde nodular de dureza pétrea de un cáncer metastático se puede delinear con tanta precisión que no queda duda alguna acerca del diagnóstico. El aumento de volumen del hígado por debajo del reborde costal puede confirmarse por percusión y dibujándolo con lápiz demográfico. Es costumbre estimar la distancia entre el borde del hígado y el borde costal en la línea mamaria como índice aproximado del grado de hipertrofia hepática.

 Si el hígado está aumentado de volumen, hay que buscar indicios de ictericia en la conjuntiva. Se examinará cuidadosamente la piel en busca de excoriaciones características del rascado por prurito, de ictericia y de angiomas en araña. Estos angiomas se observan en la pared torácica anterior en forma de finas estructuras vasculares de color rojo vivo que se ramifican irradiando desde el punto central. Las manos pueden tener el enrojecimiento característico en las eminencias tenar e hipotenar, o puede haber venas abdominales dilatadas.

Vesícula Biliar Aumentada De Volumen


La vesícula biliar aumentada de volumen se palpa como tumor redondeado liso en el cuadrante superior derecho. Suele hallarse inmediatamente por fuera del borde externo del músculo recto, pero son muchas las variaciones al respecto. Puede estar más lejos, en el flanco, o más cerca, en el epigastrio. Su borde inferior es neto, liso y redondeado; el superior no puede definirse, ya que se desvanece debajo del borde costal o uniéndose con el del hígado.  Una vesícula biliar aumentada de volumen y muy sensible a la palpación es característica de colecistitis aguda.

En presencia de obstrucción por cálculo biliar, la vesícula suele estar por haber sufrido colecistitis recurrentes, y no se halla en condiciones de dilatarse. Este dato es muy útil, pero no son raras las excepciones.

Bazo aumentado de tamaño


El único signo neto de bazo ligera o moderadamente aumentado de volumen puede ser un impulso percibido por las puntas de los dedos que palpan cuando el paciente inspira. La percusión puede confirmar la presencia de cierta hipertrofia esplénica. En caso de aumento considerable de volumen del órgano, se percibe fácilmente extendido a lo largo del cuadrante superior izquierdo. En el borde puede descubrirse una muesca neta. Esta denominada "muesca esplénica" es signo diagnóstico importante, pero en muchos casos imposible de identificar. Si se sospecha esplenomegalia, hay que buscar los signos físicos de "hiperesplenismo". Investíguense conjuntivas, mucosas y piel en busca de palidez, púrpura o ictericia.

Riñones aumentado de tamaño



El polo inferior del riñón derecho muchas veces resulta palpable. El riñón izquierdo, cuando es palpable, está aumentado de volumen o desplazado hacia bajo. Un riñón aumentado de volumen se identifica por su posición posterior; la mano que palpa debe llegar a la profundidad del abdomen antes de percibir su borde redondeado. El órgano desciende bien con la respiración y luego se desliza entre las manos que palpan cuando el paciente espira. A veces puede percibirse la forma de habichuela que tiene un riñón aumentado de volumen. Si la mano situado en el flanco se eleva, el impulso es transmitido al riñón y puede percibirlo fácilmente la mano abdominal. 

Este signo es particularmente útil para distinguir entre un riñón hidronefrótico aumentado de volumen y sensible, y una vesícula biliar sensible y dilatada.  El aumento de volumen de ambos riñón hará sospechar enfermedad poliquística congénita. Un aumento renal netamente anterior suele depender de enfermedad neoplásica. El órgano parece conservar su situación posterior incluso en caso de gran aumento de volumen por hidronefrosis. En contraste con una lesión esplénica o hepática, suele haber timpanismo por encima de la masa renal, gracias a la presencia del colon.

Abdomen agudo


En caso de "abdomen agudo”, el diagnóstico preciso requiere valorar cuidadosamente todas las probabilidades.

Inspección

Observe la posición que adopta el paciente. En caso de cólicos intensos, no podrá quedarse acostado y tranquilo; sí hay infección peritoneal estará inmóvil con sus rodillas flexionadas a pesar el intenso dolor. Observe la expresión de su cara y la frecuencia respiratoria. Vigile en particular la separación de los músculos rectos, la ausencia de los movimientos respiratorios normales y el peristaltismo visible.

Auscultación



El examinador debe conocer bien los sonidos peristálticos normales. Cuando se sospecha abdomen agudo, el peristaltismo puede estar aumentado, disminuido o ausente. Se admite que no hay peristaltismo cuando no pueden percibirse ruidos peritoneales auscultando durante varios minutos. La ausencia de peristaltismo significa que hay íleo paralítico por irritación peritoneal difusa. El peristaltismo aumentado suele manifestarse en tres formas:

El Borborigmo intenso y casi constante que varía de intensidad para sin caracteres definidos se observa en la gastroenteritis aguda o en los trastornos digestivos por transgresiones dietéticas. Este tipo de peristaltismo no tiene ritmo definido y presenta variaciones sin relación alguna con las molestias intestinales del paciente.

Menos comunes, pero mucho más importantes, son los ruidos producidos por las contracciones rítmicas de los intestinos en la obstrucción mecánica aguda. En este el vientre está silencioso entre los períodos de cólico, cuando se perciben borborigmos de intensidad creciente; llegan hasta un máximo para disminuir luego gradualmente hasta que sólo perciben unos pocos retintines ligeros. El paciente percibe los espasmos dolorosos que aumentan y cesen con la actividad peristáltica. Una vez oído, el crescendo peristáltico rítmico de la obstrucción mecánica aguda no puede confundirse.

En la obstrucción parcial crónica del intestino delgado bajo y en las fases de recuperación de una inflamación peritoneal difusa se perciben gorgoteos sonoros y ruidos de retintin cuando pasa asas dilatadas y llenas de líquido sufren contracciones periódicas. Este tipo de peristaltismo no tiene carácter rítmico; a veces se acompaña de contracciones abdominales.

Palpación



Se comienza por indicar al paciente que tosa. En caso de inflamación peritoneal aguda esto suele despertar un brusco dolor abdominal agudo localizado en la zona afectada. Es extraordinariamente importante investigar este "dolor por la tos" y hacer que el paciente indique con un dedo el punto exacto donde le duele. Esto localiza la zona de inflamación antes que el examinador llegue a tocar el abdomen. Por lo tanto, podrá dejar la palpación de esta zona para cuando esté completado el examen del resto del abdomen.Descubrimiento de un espasmo y distinción entre espasmo voluntario e involuntario. Es esencial no causar molestia al paciente. Las manos del examinador han de estar calientes.


 Pruebas  especiales


Existen cierto número de pruebas especiales que en casos determinados pueden ser muy útiles para aclarar el diagnostico.

Signo de Rebote


Este signo se descubre ejerciendo presión intensa sobre el vientre en un lado lejos de la zona donde se sospecha un proceso inflamatorio agudo, y luego suprimiendo bruscamente tal presión. Cuando la pared abdominal regresa rápidamente a su posición normal, el paciente percibe un dolor agudo en la zona donde se ejerció la presión o bien a nivel del proceso inflamatorio. El dolor de rebote referido al lado opuesto, que es el de la lesión, constituye un dato confirmatorio de irritación peritoneal aguda localizada a la zona dolorosa. Tiene igual significado que el dolor al toser y merece mayor confianza, ya que se observa en casos en que la tos no provoca molestias.

Prueba del psoas iliaco



El paciente intenta flexionar Su muslo contra una ligera presión ejercida por la mano del examinador. Se produce dolor sí hay un proceso inflamatorio en contacto con el músculo psoas. Pueden descubrirse grados ligeros de irritación haciendo que el paciente descanse sobre el lado opuesto y extiende por completo el muslo del lado afectado.

Prueba del Obturado



Se flexiona el muslo en ángulo recto y luego se gira hacia afuera y adentro. Puede despertarse dolor hipogástrico sí hay una masa inflamatoria en contacto con el músculo obturador interno. El signo puede ser positivo en caso de apendicitis pelviana o de acumulación de líquido o sangre en la pelvis.

Percusión de la pared torácica anterior baja con el puño


Puede obtenerse resultado positivo en diversos procesos, incluyendo la hepatitis aguda. El signo es positivo en presencia de colecistitis aguda. Es dato accesorio útil; sí es negativo, el examinador deberá tener cautela antes de establecer el diagnóstico de inflamación abdominal aguda alta.

Signo del dolor contralateral



 A veces puede ser difícil distinguir entre un proceso torácico que causa dolor y rigidez abdominales y un proceso inflamatorio en un cuadrante alto del abdomen. La presión en un cuadrante alto del abdomen ejercida profundamente y en dirección al lado afectado muchas veces produce dolor si la enfermedad es intraabdominal; no lo causa si el proceso se halla por encima del diafragma.

Paro inspiratorio (Murphy)

Es signo excelente de colecistitis aguda. Se dice al paciente que inspire profundamente y al mismo tiempo se ejerce presión intensa contra la pared abdominal en la región de la vesícula biliar. Como el hígado desciende, la vesícula es llevada en contacto de los dedos del examinador. El paciente experimenta un dolor agudo y la inspiración se interrumpe bruscamente.

Color azulado del ombligo (Cullen)


Puede observarse tinte azulado de la piel del ombligo en caso de hemoperitoneo extenso. El fenómeno fue descrito originalmente como signo de embarazo ectópico roto. Puede observarse en cualquier proceso que cause salida de un volumen considerable de sangre a la cavidad abdominal. Su ausencia no excluye la hemorragia intraperitoneal.

Punto de McBurney



 Se obtiene presionando la fosa ilíaca derecha en un punto que corresponde a la unión del 1/3 externo con los 2/3 internos de una línea trazada de la espina ilíaca anterosupe-rior derecha hasta el ombligo. El dolor producido con esta maniobra es el encontrado con mayor regularidad.

Signos diferenciales en el abdomen agudo

Apendicitis



Inflamación aguda del apéndice cecal, que produce abdomen agudo en la fosa iliaca derecha. Las manifestaciones de esta enfermedad son innumerables. Puede simular casi todos los demás procesos abdominales agudos. Las diferencias de localización del apéndice, y de extensión e intensidad del progreso del proceso inflamatorio, explican la gran variedad de síndromes clínicos.

Inspección


En las primeras fases el paciente quizá no parezca muy enfermo. Se queja de dolor persistente, que suele aumentar con el movimiento. Prefiere estar acostado y quieto. Al levantarse o andar quizá se sostenga el lado derecho. Por inspección del abdomen no se descubrirá anomalía alguna.

Auscultación

 El peristaltismo puede estar disminuido, pero suele ser normal.

Palpación


El dolor producido por la tos se referirá al cuadrante inferior derecho. Palpando el abdomen con un dedo se comprobará dolor bien localizado en el cuadrante inferior derecho en la zona del punto de McBurney. Generalmente corresponde al punto donde el paciente percibe el "dolor por la tos". Puede haber espasmo voluntario del músculo recto derecho, pero no espasmo verdadero. La rigidez indica inflamación peritoneal y no es signo de apendicitis que comienza. Los exámenes rectal y pelviano en las primeras etapas serán negativos. El único dato físico neto en la apendicitis que comienza es el dolor localizado. Este dato es tan seguro que el dolor generalizado o difuso puede considerarse signo seguro en contra del diagnóstico de apendicitis no complicada.


Colecistitis Aguda



Inflamación de la vesícula biliar


Inspección

La frecuencia respiratoria suele estar aumentada, a veces tanto que puede sospecharse neumonía. Esta taquipnea puede atribuirse en parte a que la vesícula aumentada de volumen y con inflamación aguda al respirar entra en contacto con la pared anterior y aumenta el dolor. La respiración superficial y rápida Lo evita y brinda al paciente alivio considerable.

La ligera distensión del abdomen alto suele ser signo precoz y no depende de peritonitis. Esta distención es atribuible al aire que ha deglutido el paciente considerando erróneamente que tiene "gas en su estómago". Esta reacción es muy común en caso de colecistitis aguda.

Auscultación

Prácticamente siempre hay peristaltismo; puede ser muy activo. El abdomen silencioso suele ser signo tardío e indica perforación de la vesícula. Si se observa en etapa precoz, hay que sospechar úlcera duodenal perforada más que colecistitis aguda. Los signos de percusión con el puño y de paro inspiratorio suelen ser positivos. Ambos pueden ser positivos en presencia de hígado doloroso por insuficiencia cardíaca o hepatitis aguda. Indican que hay un proceso inflamatorio agudo en el abdomen agudo; debe ponerse en duda el diagnóstico de colecistitis aguda si son negativos.

Palpación

En las primeras etapas de la enfermedad, la palpación con un dedo localizará el dolor a nivel de la vesícula biliar. No hay rigidez, pero en muchos casos el espasmo voluntario es tan intenso que hay que tener cuidado para excluir el espasmo muscular verdadero. Una palpación cuidadosa, con precaución, generalmente permite descubrir la masa muy dolorosa, tensa, piriforme, formada por la vesícula aumentada de volumen. La identificación de la vesícula dolorosa por palpación constituye el dato diagnóstico más seguro de colecistitis aguda.

Úlcera gástrica o duodenal perforada


Los signos físicos varían según la etapa de la enfermedad. El colapso puede dominar el cuadro si el paciente se examina poco después de iniciado el proceso. El paciente tiene color ceniza, sufre mareo, transpira y se queja de dolor epigástrico o retroesternal intenso. Es común la hipotensión, pero la frecuencia del pulso generalmente no es mayor de 100. Por examen físico los datos más manifiestos son la retracción del epigastrio, la rigidez de manera de la musculatura abdominal, el dolor generalizado, el dolor por tacto rectal y la ausencia de peristaltismo.

El estado del paciente parece haber mejorado si se observa algo más tarde o si el dolor se alivió con medicación. Se recupera el color, para estado sincopal y la presión sanguínea se normaliza. La frecuencia del pulso puede no estar muy aumentada, pero generalmente el pulso rebota, es lleno y más rápido que al comienzo del proceso cuando el paciente parecía hallarse en colapso. Un pulso filiforme y muy rápido no es característico de peritonitis que comienza; es signo tardío de la misma.

Hay que insistir en ciertos puntos como signos de perforación anterior libre de una úlcera gástrica o duodenal. La rigidez es de madera. La retracción del epigastrio por contracción de los rectos abdominales y del diafragma suele observarse en personas delgadas. El abdomen parece tener una faja que lo comprime. Puede estar disminuida o haber desaparecido la macicez hepática. El timpanismo por delante del hígado tiene poco valor, ya que muchas veces depende de gas que existe en asas de intestino delgado.

Pancreatitis aguda



Inflamación aguda del páncreas. En las enfermedades pancreáticas los datos abdominales pueden ser mínimos o incluso nulos, dada la posición protegida del páncreas detrás del estómago, colon y epiplón gastrocólico. En la pancreatitis aguda ligera el paciente tiene aspecto muy enfermo, pero el examen de abdomen a veces sólo demuestra tensión dolorosa vagamente localizada en el epigastrio. En la pancreatitis necrosante aguda el paciente puede estar en colapso con irregularidades cardiacas que hagan sospechar oclusión coronaria. Al principio los signos de peritonitis pueden faltar; cuando existen, indican que la enfermedad está muy avanzada. El daño físico más fiel es el dolor profundo a nivel del páncreas y cuadrante superior izquierdo. Es frecuente el edema de los flancos en los casos más avanzados. Suele haber distensión abdominal y peristaltismo disminuido o ausente. Por lo regular, la rigidez abdominal no es signo precoz.

Diverticulitis aguda


Divertículo: es una dilatación sacular de algún tramo del tubo digestivo. La diverticulitis es una inflamación de estos.

La diverticulitis causa dolor difuso y suele haber signos de peritonitis local, incluso en las primeras etapas de la enfermedad. Es frecuente descubrir una masa palpable en el cuadrante inferior izquierdo o en la pelvis. Más raramente produce obstrucción aguda del color, y estos signos y síntomas pueden o distinguirse de los que se observan en caso de carcinoma cólico. Una masa inflamatoria en el flanco o en la ingle puede ser producida por la perforación de un divertículo. Este puede abrirse directamente en la vejiga urinaria.


Oclusión Vascular Mesentérica


La oclusión de los vasos mesentéricos, venosos o arteriales, se caracteriza por contraste notable entre la gravedad de los síntomas y lo mínimo de los signos abdominales. El síndrome suele consistir en dolor abdominal persistente e intenso acompañado de signos variables de trastorno gastrointestinal, como vómitos, diarrea o alteraciones de la función intestinal. Sin embargo, los signos físicos en el abdomen se arecen bastante a los de la pancreatitis aguda, con la cual suele confundirse la oclusión de los vasos mesentéricos. En las primeras etapas no hay irritación peritoneal; muchas veces la única anomalía es el dolor a la palpación profunda. El peristaltismo puede ser normal o hiperactivo. El espasmo y la distensión son manifestaciones tardías que sólo aparecen después de producirse gangrena del intestino con peritonitis.

El curso de la enfermedad depende de la extensión y localización de la oclusión. Una oclusión del tronco venoso principal hace que el paciente sufra hemorragia masiva en el mesenterio, con choque y colapso rápidos. Las oclusiones de grandes arterias también se acompañan de choque considerable. Sin embargo, con oclusiones arteriales o venosas lo más frecuente es que el paciente sufra dolor abdominal intenso y persistente, rebelde a las medidas generalmente empleadas para aliviarlo, y con muy pocas anomalías perceptibles por examen abdominal. Un aumento progresivo de la frecuencia del pulso y de la leucocitosis guían mejor que los signos abdominales para sospechar la verdad del proceso. Finalmente aparecen los signos de peritonitis.


Rotura De Un Aneurisma Abdominal


Un aneurisma es una dilatación circunscrita a las paredes de una estructura vascular, generalmente arterial o miocárdica lesionada. La rotura ocurre hacia el espacio retroperitoneal, pero a menudo hay hemorragia hacia la cavidad peritoneal o rara vez hacia una víscera o a la vena cava. Los signos son los de un trastorno abdominal grave con dolor agudísimo y choque. La irritación peritoneal puede ser mínima. Una masa pulsátil hacia el flanco y abdomen inferior, junto con signos de choque y hemorragia, establecen el diagnóstico. En contraste con el aneurisma disecante, los pulsos, por regla, no están obliterados y sólo desaparecen como manifestación del choque profundo. El pronóstico, incluso con intervención quirúrgica, es grave, siendo de gran importancia reconocer la lesión antes de la rotura.


Obstrucción Simple Del Intestino Delgado




Los signos físicos dependen de la causa y de la localización del proceso. En la obstrucción simple aguda que se inicia en el intestino delgado y que depende de una brida o de una hernia interna, el dato más digno de confianza es el tipo característico de ruido peristáltico. La inspección demostrará que el paciente sufre crisis intermitentes de cólicos, entre las cuales se siente perfectamente bien. A veces puede observarse una onda peristáltica si la pared abdominal es delgada y fláccida. Muy pronto la auscultación revelará el peristaltismo rítmico clásico que va aumentando a medida que el paciente sufre el cólico. Cuando el dolor cede, el peristaltismo también desaparece.

Entre las crisis de dolor, el abdomen está silencioso o sólo se perciben unos pocos ruidos de peristaltismo normal. La palpación puede descubrir dolor a nivel del asa intestinal afectada, signo importante pero no obligado. El asa intestinal afectada puede estar tan bien protegida de la mano que palpa, que al comienzo de la enfermedad resulte imposible despertar dolor neto. En esta etapa inicial una radiografía simple del abdomen suelen demostrar una asa de intestino delgado dilatada.

En todos los pacientes con obstrucción intestinal hay que examinar una y otra vez con cuidado las zonas de posibles hernias.


Obstrucción del Colon



La obstrucción del colon suele depender de carcinoma, diverticulitis, invaginación o vólvulo.

Invaginación

Suele producirse en niños, pero se observa también en adultos, sobre todo en casos de tumor benigno que da lugar a la investigación. Los signos físicos varían hasta cierto grado según la etapa de la enfermedad. El dolor casi siempre es intenso, pero no continuo. Entre las crisis dolorosas el paciente se acuesta y queda inmóvil con las rodillas flexionadas. Suele haber cierta tendencia a síncope y colapso, especialmente si el dolor es muy intenso y agotador. A veces pueden observarse ondas peristálticas.

Un dato físico notable, que suele permitir el diagnóstico seguro, es la presencia de una masa abdominal en forma de salchicha. Se encuentra a cualquier nivel a lo largo del colon, según la fase de la enfermedad. Siempre se percibirá si se han eliminado heces sanguinolentos por el recto; puede resultar difícil de demostrar si se halla debajo de un hipocondrio, a nivel de una flexura cólica. Con frecuencia la palpación cuidadosa del cuadrante inferior derecho del abdomen permite confirmar la sospecha; parecerá vacío por ausencia de ciego y colon ascendente. En etapas más avanzadas la punta de la invaginación puede resultar palpable en el recto. Es clásica la combinación de dolor abdominal cólico, eliminación de sangre por el recto y percepción de una masa en forma de salchicha dentro del abdomen.

Peritonitis


Inflamación del peritoneo producido por bacterias o sustancias irritantes, que se introducen en la cavidad abdominal por una herida penetrante o por la perforación de un órgano digestivo o reproductor. La peritonitis difusa aguda se manifiesta por signos tan importantes que procede describirlos como una entidad nosológica.

El paciente se ve grave y ansioso. El observador perspicaz descubrirá palidez facial y un ligero movimiento de las alas de la nariz, incluso en las primeras etapas del proceso. El pulso suele ser frecuente, casi siempre por encima de 100, lleno y saltón. En la peritonitis avanzada se vuelve débil, rápido y filiforme. Sin embargo, se ven excepciones, y no hay que dejarse engañar por un pulso lento. En el paciente de constitución fuerte quizá no esté perturbado el sistema circulatorio por la infección y la pérdida de plasma a la cavidad peritoneal, que produciría choque en una persona asténica y delgada.

El paciente peritonítico está acostado, inmóvil de preferencia en decúbito lateral, con los muslos ligeramente flexionados para relajar la musculatura abdominal. Cualquier movimiento resulta doloroso. Esta postura es la opuesta de la que se observa en pacientes con cólicos abdominales, quienes no pueden permanecer quietos durante las crisis de dolor.

Palpación

 El grado de rigidez muscular varía. Si la pared anterior de la cavidad peritoneal está incluida en un proceso inflamatorio generalizado, la rigidez será de madera, sin ceder para nada a la presión intensa. Esto ocurre incluso cuando el paciente respira profundamente con la boca abierta. También puede observarse en la apendicitis obstructiva con gangrena y perforación precores. La rigidez no es signo precoz ni notable en la peritonitis que acompaña a la pancreatitis aguda, aguda, ya que el proceso inflamatorio se origina en zonas profundas del abdomen, y el epiplón puede proteger la pared abdominal anterior del líquido peritoneal extravasado. En personas avanzada o debilitadas, incluso en presencia de una perforación libre, puede ocurrir con alguna frecuencia que no haya rigidez muscular intensa, simplemente a causa del poco tono muscular.

Percusión

Siempre será cuidadosa y delicada, pues quizá permita limitar una masa imposible de palpar a consecuencia del dolor y el espasmo. La percusión de la zona de macicez hepática puede indicar la presencia de aire libre en la cavidad peritoneal.

Auscultación

El abdomen se vuelve rápidamente silencioso.

Abdomen operado


El examen del abdomen operado se compara en varios aspectos con el examen del vientre agudo. El descubrimiento de complicaciones y el cuidado del paciente dependen de una buena interpretación del dolor, la tensión, el espasmo, el peristaltismo, la distensión y los cambios de temperatura, pulso y respiración. También hay algunas complicaciones más o menos peculiares de traumatismos quirúrgicos, como retención urinaria, distensión posoperatoria, hemorragia y dilatación gástrica aguda.


Signos De Peligro Después De Una Intervención Abdominal De Cirugía Mayor

Los signos de peligro en este caso son dolor persistente, pulso rápido, respiraciones frecuentes y disnea en ausencia de complicación pulmonar, distensión precoz y abdomen silencioso por auscultación. La presencia de cualquiera de estos signos requiere apreciación cuidadosa de la situación. Hay un hecho que debe tenerse muy presente: el empleo liberal de antibióticos hace excepcionalmente difícil valorar el estado posoperatorio del abdomen.
  
Retención De Orina


Es parte esencial del tratamiento posoperatorio determinar si el paciente ha orinado o no después de la intervención. Si no ha orinado en plazo de seis a ocho horas hay que buscar los signos físicos de distensión vesical. Con frecuencia el diagnóstico se establece fácilmente porque el paciente tiene deseo doloroso de orinar pero no puede lograrlo. La palpación y la percusión de la parte baja del abdomen descubrirán una masa dolorosa ovalada y la vejiga excesivamente distendida. Sin embrago, el cuadro no siempre es tan neto. Con cierta frecuencia la vejiga se distiende tan lentamente que el paciente sufre poca o ninguna molestia, y el único signo de retención urinaria es el gran volumen vesical. En pacientes obsesos quizá resulte difícil descubrir los signos de la vejiga distendida. Una presión ligera efectuada inmediatamente por encima de la sínfisis pubiana suele aumentar el dolor y hacer evidente so carácter, pero quizá resulte necesario emplear la sonda para comprobar o excluir la presencia de un vejiga distendida.


Distensión Posoperatoria



Muchas operaciones abdominales van seguidas de un tipo particular de íleo funcional. Se caracteriza por distensión abdominal y dolores en calambre que el paciente considera “producidos por gas”. Aparecen después de 36 horas, o más de la operación, y en la mayor parte de casos ceden rápidamente tan pronto como el paciente empieza a eliminar gasas por el recto.

Dilatación Gástrica Aguda


La dilatación aguda del estómago puede ser complicación de la distensión posoperatorio o de la peritonitis. En sus formas más ligeras puede ser consecuencia de una deglución excesiva de aire y de tomar líquidos antes que se haya restablecido la actividad normal del intestino. A veces alcanza proporciones extremas, al punto de dificultar la respiración. El hipo es síntoma frecuente. El paciente puede vomitar, pero generalmente regurgita una y otra vez pequeñas cantidades de líquido pardo obscuro. La dilatación gástrica aguda puede ser signo de peritonitis, en cuyo caso hay otros signos de peritonitis e íleo paralítico.


Peritonitis



Después de intervención abdominal una peritonitis progresiva raramente se produce por simple contaminación de la cavidad peritoneal. La ocasionan la necrosis del intestino, la fuga a nivel de una anastomosis, el rezumamiento de bilis o la pancreatitis aguda.


Absceso Residual


Los abscesos intraperitoneales son consecuencia de infecciones del peritoneo, localizadas o difusas. Muchas veces la peritonitis ha sido manifiesta, como en caso de apendicitis aguda o de úlcera duodenal perforadas. En otras ocasiones, sobre todo después de una operación aséptica en el abdomen, una peritonitis localizada puede pasar inadvertida, y el desarrollo de un absceso residual constituye la primera indicación de que las cosas no van bien.

Los abscesos pueden producirse en cualquier lugar de la cavidad peritoneal. La localizaciones más frecuentes son pelvianas y a nivel del campo operatorio inmediato, pero pueden desarrollarse absceso entre asas de intestino delgado, en los canales peritoneales, a lo largo del trayecto del colon o en los espacios subdiafragmático.

Signos de un Absceso Residual

    Curva febril en escalera, un poco más elevada cada día, sin volver nunca a la normal.
    Masa ligeramente dolorosa e indurada en el fondo de saco de Douglas.
    Diarrea irritativa.
    Anorexia
    Dificultad para ganar peso y fuerza.
    Dolor abdominal vago.
    Elevación moderada de la frecuencia del pulso.

Hemorragia  intaperitoneal



La hemorragia intraperitoneal posoperatorio ha pasado a ser complicación extraordinariamente rara; tan rara, de hecho, que el cirujano apenas puede pensar en ella. Se trata de una complicación precoz, que suele desarrollarse durante las primeras 24 horas posoperatorias. Casi nunca se observa hemorragia retrasada después de una operación abdominal de elección, aunque puede ser complicación de heridas abdominales. Los signos físicos son los de pérdida aguda de sangre. La palidez, el sudor, la ansiedad y la sed de aire pueden hacer sospechar el diagnóstico mejor la frecuencia del pulso o el valor de la presión arterial.