lunes, 17 de agosto de 2015

Sistema Vascular Periferico

Sistema vascular periférico


Inspección 


Tanto en las extremidades inferiores como en las superiores, deberán ser examinados desde el punto de vista de la inspección algunos aspectos
   
 Como:

– Cambios de coloración.
– Cambios sudorales.
– Cambios tróficos.

– Edema
– Lesiones.
– Extravasaciones hemorrágicas.
– Epidermofitosis.

– Nódulos.
– Circulación colateral.

Palpación 


Por este método el examinador no solamente verifica lo que se ha referido en la historia clínica del paciente y en los datos de inspección, sino que añade alguna información que puede ayudar en el diagnóstico. Para ello debe verificar la presencia de:

– Cambios tróficos.
– Nódulos.
– Flebitis.
– Frialdad.
– Calor.


El examinador debe realizar también el examen de los pulsos arteriales y de los ganglios.


CAMBIOS TRÓFICOS

Cuando palpamos las partes distales pueden notarse cambios tróficos de la piel. La tirantez de la piel en la esclerodermia y el adelgazamiento del tejido celular subcutáneo son con facilidad reconocida.

NÓDULOS


Por lo general se palpan en las extremidades, localizados a lo largo del trayecto de las arterias. Son pequeños y casi siempre muy dolorosos. Los nódulos son de gran importancia cuando se plantea la posibilidad de una periarteritis nodosa. Sin embargo, el diagnóstico no podrá ser definitivo hasta que no sean reconocidos los signos histológicos de la misma después de una biopsia. Los nódulos pueden ser detectados en algunos pacientes con tromboflebitis recurrencial infecciosa y en otras condiciones asociadas a trastornos vasculares como eritema indurado, vasculitis nodulares y eritema nodoso.

FLEBITIS


Es claramente evidente cuando las venas superficiales son las afectadas. En muchos casos las venas profundas están tomadas, y la reacción inflamatoria no llega a la superficie. En algunos casos de flebitis superficial podemos palpar la trombosis venosa como una línea de induración de la piel. La flebitis superficial recurrencial y migratoria está presente en, aproximadamente un 40 % de los casos de tromboangitis obliterante.

FRIALDAD



La frialdad de la piel es confirmada por la palpación. Las manos del examinador deberán estar tibias. Se prefiere la cara dorsal de la segunda falange para esta exploración. Muchos opinan que este síntoma puede ser explorado satisfactoriamente mediante la palpación, sin necesidad de usar instrumentos especiales, aunque para mayor exactitud y precisión han sido construidos instrumentos como el termómetro eléctrico que permite no solo la obtención exacta de la temperatura cutánea en un sitio determinado, sino también obtener las diferencias de temperaturas entre este y otro sitio cualquiera elegido.

Cuando la frialdad es simétrica y bilateral, ella se debe a una disminución del riego circulatorio, bien sea por una condición vasospástica o por un trastorno vascular oclusivo. Cuando es un solo dedo el frío, puede deberse a un marcado grado de vasospasmo persistente o a una condición orgánica de las arterias. Cuando se trata de áreas locales diseminadas, estas pueden ser ocasionadas por una condición neurológica.

CALOR


Con frecuencia un paciente puede quejarse de sensaciones quemantes, pero no necesariamente muestra un aumento de la temperatura de los pies o de un pie. Cuando la sensación quemante va asociada a una enfermedad vascular oclusiva, la temperatura superficial está usualmente por debajo de la normal. Cuando se detecta calor en el curso de un examen, deberá ser excluida una celulitis o una flebitis. Un incremento en la temperatura de los pies, particularmente cuando se asocia a un marcado enrojecimiento, sugiere eritromelalgia.

El hallazgo de una temperatura aumentada en una extremidad y no en otra, indica un aumento de la actividad circulatoria y en estos casos debe tenerse presente la posibilidad de la existencia de una fístula arteriovenosa. SENSIBILIDAD Puede existir cierta sensibilidad a lo largo de las venas en los casos de flebitis subaguda. Podemos encontrar mayor o menor sensibilidad a lo largo de las arterias en la periarteritis nodosa.

THRILL



El thrill aparece en pacientes con fístulas arteriovenosas o aneurismas. Es más rápidamente reconocido en la forma adquirida de fístulas arteriovenosas  secundarias a heridas por arma de fuego o por arma blanca.

EXAMEN DE LOS GANGLIOS (ADENOPATÍAS)


Los ganglios en la región inguinal deben ser investigados. Pueden servir de ayuda en algunos casos donde el diagnóstico diferencial debe hacerse entre una tromboflebitis y una linfangitis. En esta última afección la adenopatía inguinal satélite es casi constante.

AUSCULTACIÓN


Es otro medio de examen en las enfermedades vasculares periféricas aunque de menos valor que los precedentes. Es muy útil en la determinación de soplos en pacientes con fístulas arteriovenosas. En el caso de existir una hemihipertrofia de una extremidad inferior en un niño en el cual el diagnóstico es oscuro, el hallazgo de un soplo a nivel de la ingle puede ayudar a confirmar la sospecha de una fístula arteriovenosa congénita.

La auscultación debe realizarse también para verificar diagnóstico de aneurisma, mucho más si este se encuentra en la región poplítea. El soplo en las fístulas arteriovenosas tiene la característica de ser continuo con reforzamiento sistólico. En los aneurismas se trata de un soplo sistólico puro.

La auscultación de la aorta y del sector iliacofemoral bilateral permite detectar lesiones estenóticas comenzantes en tales sectores arteriales, al escuchar soplos de distinta intensidad que ponen de manifiesto la turbulencia del flujo al pasar por las estrecheces arteriales.

MEDICIÓN



La medida de la circunferencia de las extremidades brinda cierta información que puede ayudar en el diagnóstico.

En los casos definidos de tromboflebitis, donde el diagnóstico es obvio, no suele ser tan importante, pero ocasionalmente cuando el diagnóstico no está muy claro, un aumento en la medida de un miembro puede inducir la sospecha de una tromboflebitis profunda. En las fístulas arteriovenosas congénitas la extremidad afectada tiene una tendencia a crecer más rápidamente; este crecimiento incluye las partes óseas y las partes blandas. La comprobación de dicha elongación, tiene por consiguiente, gran valor diagnóstico. La medida de la circunferencia de la pierna o de los muslos en el curso de una tromboflebitis con marcado edema, puede brindar una información adicional en cuanto a la evolución de la enfermedad.
En algunos pacientes la arteria puede ser palpada a cierta distancia más abajo, hasta cerca del canal de Hunter.

Normalmente el pulso femoral es lleno y fuerte. Debemos encontrarlo disminuido en el arteriospasmo y abolido en todas las oclusiones aórticas o del sector iliaco correspondiente. En el aneurisma disecante puede estar disminuido o ausente.

ALTERACIONES DE LA PARED ARTERIAL


Las arterias, en condiciones normales, no ofrecen resistencia al dedo que las palpa. En los casos de arteriosclerosis se hallan endurecidas y flexuosas, y se pueden desplazar como si fueran tubos rígidos, fundamentalmente las arterias humerales. En otras ocasiones encontramos lo que se denomina arteria en tráquea de pollo, principalmente en la arteria radial, producida por placas de ateroma, calcificadas o no, separadas por zonas membranosas.

Cuando palpamos los pulsos arteriales debemos reconocer las evidencias de esclerosis. Esta puede encontrarse fácilmente si examinamos el pulso pedio o el radial, no así cuando se trata de vasos profundos. El endurecimiento de la arteria femoral y la humeral puede ponerse de manifiesto con un examen cuidadoso. Sin embargo, la presencia de una esclerosis no debe interpretarse como sinónimo de enfermedad vascular oclusiva, a menos que se detecten otros síntomas y signos esas partes.

Extremidades superiores

En las extremidades superiores la arteria radial es el vaso usualmente examinado y el pulso axilar es el que con menos frecuencia se investiga. Sin embargo, cuando exista la sospecha de un trastorno vascular de las extremidades superiores, porque el pulso radial se encuentra ausente debido a una anomalía o a insuficiencia circulatoria, deberá examinarse la arteria humeral y por último, la arteria axilar. Cuando el pulso radial se encuentra ausente puede tratarse de una anomalía, siempre que no existan síntomas de insuficiencia circulatoria.

Entre los trastornos vasculares en que el pulso radial no es palpable, se deben mencionar:
                     
1. Trastornos vasospásticos.

2. Tromboangiitis obliterante.

3. Endarteritis obliterante.

4. Oclusiones embolicas.

5. Costilla cervical.
6. Síndrome del escaleno anterior.

La ausencia del pulso humeral puede deberse a:

1. Oclusión embolica alta.
2. Arteritis crónica.
3. Trastornos vasospásticos.

Extremidades inferiores



La importancia de la confirmación de la presencia o ausencia del pulso poplíteo es evidente cuando estamos frente a un caso de oclusión embolica y necesitamos precisar el sitio exacto de esta.

El pulso femoral debemos encontrarlo disminuido en el arteriospasmo y abolido en todas las oclusiones aórticas o del sector iliaco correspondiente. En el aneurisma disecante puede estar disminuido o ausente.

Alteraciones del Sincronismo



La igualdad en la amplitud del pulso de dos arterias correspondientes a regiones simétricas del cuerpo, puede modificarse dando origen a lo que llamamos pulso diferente.

Alteraciones del sincronismo del pulso femoral con el radial


El pulso femoral y el pulso radial son sincrónicos, por lo tanto, cuando encontramos un retardo del pulso femoral en relación con el pulso radial, puede ser originado por la existencia de un aneurisma de la aorta descendente o de la aorta abdominal. Por el contrario, cuando el pulso femoral se adelanta en relación con el pulso radial, se debe a una esclerosis de la aorta descendente o de la aorta abdominal.

Podemos encontrar diferentes alteraciones:

         Alteraciones de los caracteres de la onda del pulso
         Alteraciones de la frecuencia
Taquicardia
Bradicardia
         Alteraciones del ritmo del pulso
         Alteraciones de la amplitud
         Alteraciones de la dureza del pulso
         Alteraciones de la tensión arterial

Pasos a seguir para el examen de las venas del cuello

l. Observe las pulsaciones venosas de la yugular por varios ciclos cardiacos.
Trate de identificar las ondas a, c y v.

2. Estime la PVC midiendo la altura de la pulsación en la vena yugular interna.

a) Escoja un punto de referencia estándar desde donde medir la altura de la pulsación en la vena yugular interna.

El punto de referencia cero, a nivel de la aurícula derecha, puede ser difícil de determinar con seguridad. Por tanto, use el ángulo esternal, que está aproximadamente 5 cm por encima de la aurícula derecha, como punto de referencia.

b) Mida la distancia en centímetros, desde el ángulo esternal hasta la altura de la vena yugular distendidac) Añada 5 cm al valor obtenido para una estimación grosera de la PVC.

La PVC normal está 3-5 cm por encima del ángulo esternal, cuando el tronco está elevado 30°-60°. La elevación de la PVC puede atribuirse a la insuficiencia cardiaca derecha o izquierda, hipertensión pulmonar, embolia pulmonar o taponamiento cardiaco.

3. Busque si hay reflujo hepatoyugular.

Cuando la persona se eleva 30°-60°, comprima el cuadrante superior derecho por 30-60 s con su palma.

El reflujo hepatoyugular es positivo si el nivel del pulso venoso yugular se eleva con esta maniobra. Haga esta maniobra si usted sospecha insuficiencia cardiaca derecha. La presión abdominal aumentada incrementa el retorno venoso hacia el lado derecho del corazón. Si el ventrículo derecho está comprometido la presión en las venas del cuello aumentará.


Examen de ano y recto

Conducto anal


El conducto anal es una estructura tubular de unos tres centímetros de longitud que se extiende desde la piel de las nalgas hasta la mucosa del recto. Está revestido del epitelio plano estratificado que recubre la piel en su extremo externo. La unión se identifica por la presencia de pigmento y pelo en la piel. El extremo interno del conducto está revestido de epitelio de transición, que se continúa con el epitelio cilíndrico del recto a nivel de la “línea pectínea o línea pectinada”. La presencia de pequeños prolongaciones a modo de columnas del epitelio anal que se extienden hacia arriba siguiendo los pliegues longitudinales de la mucosa rectal da aspecto de cierra o de peine a la unión anorectal. Estas proyecciones del epitelio anal son las papilas anales, frecuentemente unidas por pliegues transversales; la criptas anales o criptas de Morgagni se hallan situadas por detrás de los pliegues. La hipertrofia de una papila anal produce una lesión polipoide que muchas veces se confunde con una hemorroide interna o un pólipo rectal. Las criptas anales constituyen el origen del 95% de todas las fístulas anales.


Puede examinarse con el paciente en diversas posiciones.

Decúbito lateral izquierdo prono (sims):




Ideal para la inspección de la piel perianal y región pilonidal, y para palpación del conducto anal y parte baja del recto. También se aconseja para anoscopia y proctosigmoidoscopia.
Litotomía:



Se considera la mejor para palpar la parte alta del recto, el fondo de saco de Douglas, la pelvis, la próstata y las vesículas seminales, permite observar fácilmente el prolapso del recto y las hemorroides internas .

Genupectoral:




Es la de elección para sigmoidoscopia, que puede efectuarse muy profunda sin insuflación de aire. Suele emplearse para examinar y dar masaje a la glándula prostática.

Cuclillas:



Si hay antecedentes sospechosos de prolapso rectal y no puede demostrarse la lesión, suele manifestarse en esta posición.


Inspección


Hay que separar las nalgas. La piel perianal está pigmentada y es más gruesa que la piel vecinas de las nalgas. Muchas veces forma pliegues irregulares grueso que se irradian hacia afuera, desde el centro del ano hasta la piel vecina. Estos pliegues desaparecen rápidamente al separa las nalgas, han de estar limpios, sin detritus ni materia. Búsquese la presencia de excoriaciones y lesiones de rascado si hay prurito anal, y la presencia de excresencias verrugosas o apéndices hemorroidales externos.



Obsérvese la zona pilonidal en busca de fistulas, hoyuelos o signos de inflamación aguda o crónica. Se indica al paciente que haga esfuerzos (como para defecar) y con ligera tracción de la piel puede demostrarse el prolapso del recto o la presencia de hemorroides internas o pólipos.

Palpación

Hay que palpar la zona pilonidal y las fosas isquiorectales buscando induración o edema antes de examinar el conducto anal. Debe sospecharse la presencia de una fisura muy dolorosa si despierta mucha molestia una presión cuidadosa ejercida contra el borde posterior del conducto anal sin introducir el dedo en él. Al introducir el dedo bien lubricado en el conducto anal, lo primero que se percibe es la resistencia normal de la porción superficial del esfínter externo. Este se relajara por presión cuidadosa ejercida con la superficie palmar del dedo. La relajación se facilita pidiendo al paciente que haga un poco de esfuerzo. Si el esfínter no se relaja y la presión produce dolor intenso, indica presencia de una estenosis dolorosa o de una inflamación aguda del conducto anal.

 En estas circunstancia intentar proseguir el examen causara un dolor innecesario y no proporcionara dato alguno al examinador. Después de una ligera resistencia, el musculo normal se relaja y el dedo puede penetrar en el conducto anal ejerciendo ligero movimiento de rotación. El dedo debe efectuar este movimiento para percibir el revestimiento liso del ano antes de explorar el recto.

Próstata y vesícula seminal 


Próstata



El examen cuidadoso de la próstata constituye parte esencial de la exploración rectal en el varón. Hay que tener una clara noción de la superficie normal de la glándula para reconocer las posibles anomalías. Los lóbulos posteriores están divididos por un surco medio y limitados lateralmente por surcos laterales. La unión de la uretra membranosa con la próstata puede identificarse como una depresión blanda inmediatamente por debajo del extremo inferior del surco medio. Las glándulas de Cowper se hallan a cada lado de esta depresión.

Las vesículas seminales



Están situadas inmediatamente por encima y por fuera de los lóbulos prostáticos. De ordinario no pueden percibirse a menos que estén llenas de líquido seminal, en cuyo caso dan impresión de un engrosamiento blando, pastoso, indoloro y mal definido a cada lado por encima de la próstata. En un examen sistemático es necesario: identificar y palpar el surco medio; identificar y palpar los surcos laterales; percibir la superficie de cada lóbulo y buscar irregularidades o nódulos; comprobar la consistencia normal de la glándula; percibir las vesículas seminales; palpar la región de la uretra membranosa.


Prueba de sangre oculta

Hay que observar el dedo del examinador después del tacto para descubrir la presencia de sangre o de pus.
Proctosigmoidoscopia


No se puede omitir a menos que haya inflamación y otras lesiones dolorosas que obliguen a posponerlo. El primer paso estriba en introducirlo a través del conducto anal, se indica al paciente que haga un ligero esfuerzo de defecación y la punta de sigmoidoscopio bien lubricada se comprime contra el musculo esfinteriano. Nunca hay que introducir el instrumento antes que un tacto rectal haya demostrado la ausencia de estenosis en el conducto anal y de obstrucción a la entrada del recto.se introduce con cuidado para evitar la próstata en el varón y el cuello en la mujer. Cuando el instrumento ha alcanzado el punto más alejado hasta el cual puede introducirse sin molestias debe extraerse poco a poco procediendo a la inspección cuidadosa de la mucosa.

Trastornos de próstata y vesículas seminales


Prostatitis :


La glándula esta uniformemente aumentada de volumen, caliente y dolorosa. En la prostatitis crónica es dura e irregularmente nodular, la glándula tiende a ser pastosa y ligeramente dolorosa, con masaje puede hacerse salir pues por la uretra.

Hipertrofia benigna de la próstata:



Un signo es la desaparición del surco medio, tiende a ser simétrica, la glándula es dura y elástica, en ocasiones puede parecer algo nodular, pero la presencia de nódulos distintos debe hacer sospechar proceso maligno.
Carcinoma prostático:



Signo precoz del mismo es la desaparición de los surcos laterales. Debe hacer sospechar carcinoma la presencia de cualquier nódulo aislado.

Cálculos prostáticos:



Son en forma de nódulos pequeños, duros, como cuentas de rosario.

Lesiones anorrectales




Apéndices hemorroidales externos:

Resultado último de trombosis ocurridas en hemorroides externas, aparecen como grandes pliegues fibróticos de la piel, se acompaña de prurito anal.
Prurito anal:




Los pliegues radiados normales de la piel están edematosos, hinchados y alargados. La piel presenta excoriaciones y fisuras entre los pliegues, las excoriaciones suelen ser irregulares y provienen del rascado. En casos crónicos la piel es irregularmente pálida. La superficie puede estar húmeda y desgarrada o seca y brillante.
Hemorroides externas trombosadas:




Forma un tumor muy doloroso, circunscrito, de tono azulado, situado en la entrada del conducto anal.

Hemorroides internas




En ocasiones se perciben como pliegues blandos que se dirigen hacia arriba desde el conducto anal penetrando en el recto. Separando las nalgas y el paciente haciendo esfuerzo la masa aparecerá en forma de nódulo rojo elíptico húmedo que hace protrusión a través del conducto anal.
Fisura anal




Se halla en la parte posterior del ano y el dolor intenso hace casi imposible la exploración rectal. Debe sospecharse siempre que el esfínter externo no se relaja cuando el paciente hace un esfuerzo. Separar las nalgas con cuidado y exponer el conducto anal entonces se puede observar la fisura, ejerciendo ligera tracción hacia afuera, como un desgarro en el revestimiento del conducto anal.
Papila hipertrofiada




Puede palparse como estructura polipoide dura situada en el estreno superior del conducto anal, estas muchas veces se describen erróneamente como hemorroides internas trombosadas o como pólipos. Un pólipo rectal verdadero se origina de la mucosa por encima del conducto anal.
Prolapso rectal:



Puede demostrarse indicando al paciente que haga esfuerzo mientras se separan las nalgas. En un prolapso de mucosa la lesión es pequeña, más o menos simétrica y tiende a tener estriaciones mucosas radiales, un verdadero prolapso verdadero siempre es asimétrico por la presencia de un saco peritoneal en la pared anterior.

Seno pilonidal


Lesión congénita que suele aparecer entre los quince y treinta años de edad. Común en varones.
Absceso perirrectal:



En forma de hinchazón dolorosa junto al conducto anal.
Absceso isquiorrectal:





Hay una ligera hinchazón, la palpación demostrara dolor a la presión por fuera del recto.
Absceso por encima de los elevadores por palpación externa quizá no se observe ningún signo de inflamación pero el tacto revela una hinchazón dolorosa y pastosa que hace prominencia en la pared lateral del recto.

Estenosis anal:



En este caso o puede introducirse el dedo en el recto a causa de las bridas fibrosas densas que estrechan el conducto.

Pólipos rectales:


Pueden descubrirse por palpación si están al alcance del dedo que efectúa el tacto, el pólipo corriente se percibe como un nódulo blando y pedunculado unido a la pared del recto.
Carcinoma del recto:




Suele reconocerse como una lesión irregular y dura originada en la pared rectal, con una zona central ulcerada, el dolor a la presión o la fijación indican enfermedad avanzada.

Carcinoma del ano:




No es tan común como el cáncer del recto, es de tipo escamoso, son muy palpables las metástasis de los ganglios linfáticos regionales, sobre todo en el grupo inguinal superficial.